Situación actual y visión consensuada
La recuperación de insumos para realizar una primera lectura sobre la situación actual de Atlampa respondió a la necesidad de establecer un punto de partida para el desarrollo del proyecto de Plan Maestro, así como de propiciar los primeros intercambios entre el equipo técnico encargado del proyecto y la diversidad de actores que se identificaron durante las primeras semanas de trabajo.
Para obtener un panorama de la situación actual y llegar a una visión consensuada se involucraron cuatro estudios específicos: exploración hemerográfica, que identifica las notas informativas en tres medios de información digital desde el año 1996 al 2020; Aproximaciones académicas, en el cual se analizaron los proyectos de 29 tesis de arquitectura de la UNAM que abordan la intervención de Atlampa. Recorridos y encuentro con actores, habiendo realizado ocho visitas de campo, cuatro encuentros visrtuales con actores inmobiliarios, autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc y del Gobierno de la Ciudad de México, además de siete entrevistas personales con habitantes, académicos y funcionarios públicos; Talleres participativos, el primero llevado a cabo de manera presencial con actores del sector social y público y el segundo de manera virtual. El punteado de la situación actual permitió delimitar la visión consensuada que se expresa en los siguientes ocho puntos:
Visión consensuada
La colonia Atlampa goza de una ubicación estratégica en la Ciudad de México y su zona metropolitana. Por un lado, se encuentra a una distancia conveniente para desplazarse en bicicleta hasta el Centro Histórico o la avenida Reforma: está a menos de 4 kilómetros de uno de los principales centros terciarios del país. Aunque carece de estaciones de metro, Atlampa es atravesada por dos amplios ejes viales, colinda al oeste con Insurgentes y es rodeada al noroeste por Circuito Interior, una de las principales vialidades de la capital. Por otro lado, Atlampa tiene un vínculo privilegiado hacia la Zona Metropolitana del Valle de México, al encontrarse a 800 metros de la estación Buenavista del metro y del tren Suburbano.
En la vecina colonia Del Gas, en Azcapotzalco, donde existen condiciones similares, el sector inmobiliario ha impulsado proyectos como Tres Lagos y Puerta Jardín. Este tipo de proyectos con grandes torres no constituye un modelo deseable para los actuales habitantes de Atlampa, sin embargo, algunos intereses apuntan en esa dirección, sobre todo considerando las grandes dimensiones que poseen los predios en la antigua colonia industrial. La presión hacia la verticalización de la colonia se verá probablemente reforzada con la conexión del tren ligero entre Buenavista y el Nuevo Aeropuerto de Santa Lucía. Asimismo, existe la propuesta de conectar la localidad de Río Hondo, Naucalpan, con Buenavista, a través de una línea de tren ligero.
Esta conectividad con el exterior contrasta con la fragmentación interna de la colonia, cuyo espacio social se polariza entre los barrios El Laguito y El Nopal. El primero puede reivindicar edificios y tradiciones religiosas más antiguas, pero en ambos casos existe una identidad barrial cimentada en las fiestas decembrinas. Asimismo, la dinámica interna de las vecindades construidas después del sismo de 1985 tiene un papel importante en la vida barrial de ambos sectores. Otro elemento en común es que, tanto en El Laguito como en El Nopal, se ha desarrollado el grafiti y el muralismo como forma de expresión de dicha identidad.
En cuanto al espacio físico, hay un hecho notable que es objeto de un amplio consenso entre los actores consultados: la fragmentación de la colonia a raíz de la introducción en 2008 del tren Suburbano. Al impedir el tránsito a nivel de calle entre ambos lados de las vías, este magno proyecto provocó el cierre de negocios, redujo los contactos entre comunidades vecinas y degradó profundamente la vida barrial. En este movimiento, Atlampa se llenó de puentes: al puente de Nonoalco construido en los años 40 del siglo XX, se le sumaron los puentes vehiculares de av. Ricardo Flores Magón, Pino y Ciprés para dar libre curso al Suburbano. Mientras tanto, al poniente, las fiestas del Niño Limosnerito tuvieron que abandonar el camellón de Río Consulado en 2010, cuando se optó por la construcción de puentes vehiculares a la largo del Circuito Interior, rebautizado Circuito Bicentenario. Es así como hoy subyacen miles de metros cuadrados de vía pública bajo los puentes que rodean y atraviesan la colonia. En estos resquicios urbanos se han instalado estaciones de policía y en el peor de los casos, como en Circuito Interior, se ha optado por tapear los espacios. En efecto, cuando se revisan los procesos de presupuesto participativo, queda de manifiesto que los bajo-puentes constituyen un problema que preocupa a los habitantes. En las propuestas de intervención que deriven del Plan Maestro, estos espacios deberán merecer particular atención y tratamiento.
Aunque hace falta estudiar con detenimiento los procesos de selección de proyectos para presupuesto participativo o para el programa de mejoramiento barrial, se puede inferir que, dada la configuración dual de la colonia, estos ejercicios atizan las rivalidades percibidas entre los habitantes de los dos grandes sectores de Atlampa. Ahora bien, en esta ecuación aparece un tercer sector representado por los habitantes de las nuevas unidades habitacionales, en particular la de Santa María que se constituye como una unidad territorial a parte y que por lo tanto puede gestionar sus propios proyectos ante las autoridades. Cabe aquí subrayar que al interior de estos enclaves residenciales también se han detectado importantes conflictos en torno a la administración de los conjuntos de vivienda.
Esto nos lleva al problema de la discontinuidad habitacional de la colonia. En el mapa sobre discontinuidades habitacionales y tipos de poblamiento, se aprecian las colonias residenciales vecinas, planeadas desde el inicio para recibir cierta población, distribuirla de manera homogénea en pequeños predios y dotarla de generosos espacios verdes como la Alameda de Santa María la Ribera o el Parque Revolución en la Nueva Santa María. En contraste, Atlampa ha sido el escenario de cambios de uso de suelo de industrial a habitacional y no parece que alguien haya pensado en la coherencia del conjunto de estas pequeñas trasformaciones. De tal suerte que, de seguir con esta tendencia, Atlampa se convertirá en una colección de unidades habitacionales inconexas, sin parques ni espacios públicos de dimensiones apropiadas, cosa que ya adolecen los habitantes.
El panorama actual de la vivienda en Atlampa es preocupante. Las propias autoridades reconocen la existencia de 345 viviendas precarias, distribuidas en nueve campamentos, que albergan a más de 900 personas a lo largo y ancho de la colonia. Esta cifra no considera a los “paracaidistas” que ocupan la calle Crisantema más allá del Circuito Interior. Desde luego, el problema de la violación sistemática del derecho humano a una vivienda adecuada no se reduce a la alcaldía Cuauhtémoc, también involucra a las dos demarcaciones vecinas: Azcapotzalco y Miguel Hidalgo. La solución a este problema tendrá que ofrecerse de manera coordinada entre estos gobiernos locales y el gobierno de la Ciudad de México. Ahora bien, los esfuerzos de atención por parte del INVI hacia este fenómeno no han resultado exitosos. Al menos dos inmuebles de vivienda social que debían recibir población de los campamentos se encuentran “invadidos”, por lo que se requiere la formulación de una estrategia integral para la atención de los campamentos.
Finalmente, dadas las condiciones de pobreza en que se encuentra una buena parte de la población, la inseguridad, el abandono y la estigmatización social, es posible caracterizar a Atlampa como una colonia marginal. A pesar de ello, se han identificado actores locales bien organizados, con importantes capacidades de acción y de gestión de proyectos comunitarios. Además de esta fortaleza de carácter social, Atlampa también posee atributos urbanos que la convierten en la candidata ideal para todo tipo de proyectos arquitectónicos: sus grandes predios, su ubicación central y su patrimonio industrial, le han valido decenas de investigaciones en arquitectura. Algunas de ellas la ven como una hoja en blanco, pero la mayoría reconoce el valor patrimonial de los edificios industriales existentes. Ahora bien, este elemento puede constituirse como una palanca para el desarrollo social o servir como un arma para la gentrificación del sitio.